Cuando una familia o una pareja buscan casa o apartamento, suelen fijarse en cosas como el precio, el espacio o la ubicación. Pero hay un detalle que actualmente cada vez pesa más en la decisión: las mascotas. Principalmente los perros y los gatos se han convertido en una parte clave al momento de que una persona tiene que elegir dónde vivir, y el mercado inmobiliario lo está notando.
En muchos proyectos nuevos ya no es raro encontrar áreas verdes pensadas para pasear a los perros o espacios abiertos donde los animales puedan correr sin problemas. Algunos van más allá e incluyen parques caninos, terrazas amplias y hasta servicios como guarderías para mascotas.
Lo mismo pasa con los alquileres. Los anuncios de propiedad que dicen “pet-friendly” suelen atraer más rápido a inquilinos, y también suelen tener más demanda. Para muchos, poder mudarse con su mascota es un requisito y no un lujo.
Incluso el diseño interior se adapta a esta tendencia. Se buscan pisos fáciles de limpiar, balcones con seguridad y espacios que funcionen tanto para humanos como para animales. Son detalles que hacen la vida de los dueños más práctica y que suman puntos a la hora de cerrar un trato.
Al final, hablar de vivienda ya no es solo hablar de metros cuadrados o de cuántos cuartos tienen un lugar. También es pensar en esos compañeros de cuatro patas que acompañan a muchas personas y que, de una u otra forma, ayudan a definir qué significa “hogar”.




